Domingo 5º del Tiempo Ordinario – Ciclo B

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Domingo 5º del Tiempo Ordinario – Ciclo B

 

Lectura del santo evangelio según san Marcos (1,29-39):

En aquel tiempo, al salir Jesús y sus discípulos de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, y se lo dijeron. Jesús se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a servirles. Al anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron todos los enfermos y endemoniados. La población entera se agolpaba a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó muchos demonios; y como los demonios lo conocían, no les permitía hablar. Se levantó de madrugada, se marchó al descampado y allí se puso a orar.
Simón y sus compañeros fueron y, al encontrarlo, le dijeron: «Todo el mundo te busca.»
Él les respondió: «Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí; que para eso he salido.»
Así recorrió toda Galilea, predicando en las sinagogas y expulsando los demonios.

Palabra del Señor

 

LECTIO
Concluye una jornada en la vida de Jesús regresando de la sinagoga a la casa de su amigo Pedro. Posteriormente aparecerá el tercer escenario: el descampado. Tres ámbitos en los que se desarrollará su ministerio. Y en los tres la presencia del Señor es generadora de vida. En la casa de Pedro sana a la suegra y además lo hace en sábado. Para Jesús es más importante dar la vida que la observancia de preceptos religiosos. Hay que destacar tres verbos/acciones importantes: la tomó de la mano… la levantó… y se puso a servirles. Los tres gestos acompañarán la vida de Jesús en su relación con las personas.

MEDITATIO
¿Qué quiere enseñar el evangelista Marcos a los cristianos de aquellos primeros años? ¿Y a nosotros hoy? Es claro que la jornada de la vida de Jesús es modelo de la jornada del discípulo. No es suficiente hablar desde la azotea, desde el púlpito; hay que pisar tierra y tocar, levantar, servir. Y desde los orígenes los auténticos seguidores del Maestro han ejercitado esta tarea. Tantos hombres y mujeres que han dedicado toda su vida a tocar al enfermo, a levantarlo y a servirlo. Y gracias a ellos la Iglesia ha sido querida y admirada. Ellos son los que han hecho realidad el reino de Dios ya aquí en la tierra.

ORATIO
Haz, Señor, en mi vida lo que hiciste a la suegra de Pedro. Tócame, levántame y dame la fuerza y capacidad de servirte a ti en mis hermanos. Que una vez experimentada tu presencia en mi vida mi corazón aprenda a ser compasivo y misericordioso. Que mi caminar por la vida imite tu ejemplo y el de tantos hombres y mujeres que han comprendido que el Evangelio se hace vida cuando se con-vive y se con-muere con los hermanos que están en la cuneta de la vida.

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