Domingo XXIX del TO-A
Lectura del santo evangelio según san Mateo (22,15-21):
En aquel tiempo, se retiraron los fariseos y llegaron a un acuerdo para comprometer a Jesús con una pregunta.
Le enviaron unos discípulos, con unos partidarios de Herodes, y le dijeron: «Maestro, sabemos que eres sincero y que enseñas el camino de Dios conforme a la verdad; sin que te importe nadie, porque no miras lo que la gente sea. Dinos, pues, qué opinas: ¿es licito pagar impuesto al César o no?»
Comprendiendo su mala voluntad, les dijo Jesús: «Hipócritas, ¿por qué me tentáis? Enseñadme la moneda del impuesto.»
Le presentaron un denario. Él les preguntó: «¿De quién son esta cara y esta inscripción?»
Le respondieron: «Del César.»
Entonces les replicó: «Pues pagadle al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.»
Palabra del Señor
Más que buenos ciudadanos
Señor, lo que nos jugamos contigo
no tiene ni comparación
con otras cosas.
Tenemos obligaciones
como ciudadanos,
unas normas de civismo,
unas exigencias de bien común.
Hay relación que comienza y termina
pagando impuestos
honradamente.
La relación contigo, Señor,
no es de mercado,
no es de pagar,
no es de quedarse tranquilo
después de una declaración
como en la Hacienda.
Dar a Dios lo que es de Dios
es tratar a Dios con lo original de Dios:
el amor, la relación filial.
Señor, que aprenda
que Tú no eres comercio,
ni me puedo quedar tranquilo
con lo que doy
si me reservo el corazón,
si no te trato con corazón
y de corazón.